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Frentes Avanzados de la Historia

Libros

Victoria López Barahona, Las trabajadoras en la sociedad madrileña del siglo XVIII

Victoria López Barahona, Las trabajadoras en la sociedad madrileña del siglo XVIII

Victoria López Barahona, Las trabajadoras en la sociedad madrileña del siglo XVIII
Madrid, ACCI/Libros del Taller de Historia, 2017.

 

Este libro analiza el mundo del trabajo en la sociedad de Madrid y su Tierra durante el siglo XVIII, a través de las actividades laborales que ejercieron las mujeres. El trabajo femenino se contempla en su relación con las unidades domésticas, las corporaciones de oficio, las instituciones estatales y el mercado laboral. El estudio ofrece una panorámica de la estructura ocupacional femenina en la Villa y Corte, y profundiza en más de diez oficios correspondientes a los tres sectores que fueron claves en la economía urbana: los servicios, el comercio y la industria. A ello se añade el análisis de la evolución del empleo femenino a lo largo del período y su comparación con otras ciudades peninsulares y europeas.

Nacimientos bajo control. El parto en las edades Moderna y Contemporánea

Nacimientos bajo control. El parto en las edades Moderna y Contemporánea

 

Sonia García Galán, Silvia Medina Quintana, Carmen Suárez Suárez, Colección: Estudios Históricos La Olmeda, Asturias, 2014

 

Ficha editorial  de Ediciones Trea, más información...

Nacimientos bajo control trata de aproximarnos al momento del parto a lo largo de las edades Moderna y Contemporánea. Entendiendo el acto de dar a luz dentro de la más amplia construcción social y cultural de la maternidad, el libro reúne un total de diez artículos de otras tantas autoras, dos de ellas italianas y una francesa. El control de los nacimientos se presenta como una garantía para la perpetuación de los linajes en la Edad Moderna, a la par que se estudia, para el mismo periodo, el oficio de partear y sus transformaciones, los ritos que debían cumplir las mujeres durante el puerperio y el caso particular del parto fingido.

Llegando a la Edad Contemporánea, el control del parto desde la medicina se convierte en un paradigmático ejemplo de la desvalorización de los saberes y prácticas populares y femeninas. Se analiza, asimismo, la experiencia de dar a luz partiendo de testimonios de mujeres, la transformación de los lugares para el parto, desde la vivienda particular al centro de maternidad, y se estudia, finalmente, el control del embarazo y del alumbramiento desde un régimen dictatorial como el franquista.

El libro concluye con dos visiones desde el feminismo que reflexionan en torno al control de los propios cuerpos, muy pertinentes en el contexto actual de regresión en los derechos de salud sexual y reproductiva en España.

Carmen Suárez Suárez es doctora en Historia por la Universidad de Oviedo y licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Educación a Distancia. Ha publicado los libros El feminismo asturiano en la oposición al Franquismo y en la Transición democrática. Vivencias, conciencia y acción política (2014), Narradoras de la conciencia feminista: la «habitación propia» de Dolores Medio Estrada, Sara Suárez Solís y Carmen Gómez Ojea (2014) y Feministas en la transición asturiana (1975-1983). La Asociación Feminista de Asturias (2003). Es además editora del libro Maternidades. (De) construcciones feministas (2009).

Silvia Medina Quintana es doctora en Historia por la Universidad de Oviedo con la tesis Mujeres y economía en la Hispania romana. Oficios, riqueza y promoción social. Ha publicado, además, numerosos artículos en revistas y obras colectivas.

Sonia García Galán es doctora en Historia por la Universidad de Oviedo y autora de los libros Mujeres modernas, madres conscientes y sufragistas exaltadas. Ideales de feminidad y debates feministas en Asturias (1919-1931) (2009) y Mujeres entre religión y ciencia. Discursos de la inferioridad femenina a través de la prensa asturiana (1900-1931). Ha publicado, además, numerosos artículos en revistas y obras colectivas.

Ideas que cambian el mundo

 

Sara Berbel Sánchez, Maribel Cárdenas Jiménez y Natalia Paleo Mosquera

IDEAS QUE CAMBIAN EL MUNDO. Una mirada desde la izquierda feminista, Cátedra, Colección: Feminismos, Madrid, 2013


Dirección y coordinación: Isabel Morant Deusa

 

 

Lejos del posmodernismo que preconiza el fin de las ideologías, este libro apuesta por la vigencia de aquellas ideas que transformaron las sociedades occidentales y que las condujeron a cotas inesperadas de igualdad, libertad y justicia social. Y lo hace recordándolas desde las voces de las mujeres, quienes, desde el siglo XVIII, se or­ga­nizaron colectivamente para intervenir en el mundo y lograr el cambio social. Se convierte, así, en un homenaje póstumo a un gran número de mujeres luchadoras que dedicaron sus vidas a lograr un mundo mejor para ellas, cierta­mente, pero también para los hombres, haciendo verdadera la máxima de que toda conquista del feminismo lo es para todo el género humano.

Sin embargo, a pesar de rastrear en el pasado, estas páginas no pretenden describir ningún período histórico sino que su propósito es extraer el conocimiento acumulado que pueda permitirnos avanzar en el presente e incluso desde un potimismo realista, proyectarse en un futuro complejo y apasionante, mucho más justo e igualitario.

Ficha editorial

Epifanía del poder regio. La Real Chancillería en el Valladolid festivo (siglos XVII y XVIII)

Lourdes Amigo Vázquez


EPIFANÍA DEL PODER REGIO. LA REAL CHANCILLERÍA EN EL VALLADOLID FESTIVO
(SIGLOS XVII Y XVIII)
Universidad de Valladolid, Serie: Estudios y Documentos, 2013 (340 Págs. ISBN: 978-84-8448-740-1)


 

 

La Real Audiencia y Chancillería de Valladolid, que nunca perdió su preeminencia sobre su homóloga granadina, fue una de las instituciones más importantes dentro del entramado administrativo de la España Moderna. Como Alto Tribunal para los territorios al Norte del Tajo, encarnaba al monarca y a su principal atribución, la justicia. Y a pesar de que Alonso Núñez de Castro subrayó que “sólo Madrid es corte”, la capital del Pisuerga, abandonada por Felipe III en 1606, continuó siendo, por esa razón precisamente, una segunda corte.


 El libro se adentra en el conocimiento de la institución de justicia a través de su vertiente ceremonial y festiva, entonces de vital importancia. En aquella sociedad barroca, sacralizada, jerárquica y ávida de regocijos, el fasto público se conformaba como un instrumento idóneo para la representación del poder, tanto de la Monarquía y de la Iglesia como de sus representantes locales, organizadores y protagonistas de las celebraciones más destacadas.


 La Chancillería no sobresalía por su participación directa en la organización de las fiestas urbanas –Corpus, toros en la Plaza Mayor, visitas reales, canonizaciones y demás celebraciones por motivos políticos o religiosos−, como hacían el Ayuntamiento y el Cabildo Catedral, pero su asistencia era la más importante en todas las ceremonias. Su poder se exhibía en el protocolo, asumiendo un papel similar al del monarca. Ocupaba el lugar más preferente, cerraba procesiones y comitivas y tenía el sitio más destacado en las iglesias. Incluso en los autos de fe, el Santo Oficio debía compartir su protagonismo con ella, al igual que el Ayuntamiento y el corregidor en las funciones taurinas.


 En cualquier caso, su intervención en la fiesta iba más allá, pues tenía potestad para ordenar y controlar la organización y el desarrollo de muchas celebraciones. Las competencias de la Chancillería, como todo organismo judicial en la Época Moderna, superaban el ámbito de la administración de justicia. En la medida que representaba la suprema jurisdicción del rey, se trataba de la máxima instancia judicial pero también gubernativa en su distrito, especialmente en la ciudad donde tenía su residencia. Así, con respecto a sus atribuciones en Valladolid, se pueden establecer numerosos paralelismos con las del Consejo de Castilla y la Sala de Alcaldes de Casa y Corte en la capital madrileña.


 En esta obra se concreta el papel de la Chancillería en la fiesta vallisoletana y se analiza cómo, de esta forma, se construía y fortalecía no sólo la imagen de la institución, sino también la de la Justicia y la de la propia Monarquía. De ahí su título: “Epifanía del poder regio” o, lo que es lo mismo, la pública manifestación de la autoridad real a través de su máximo representante en la ciudad castellana.


La autora


 

 

Índice general

 

Prólogo de Bartolomé Bennassar

Prólogo de Cristina Emperador Ortega y Eduardo Pedruelo Marn

Abreviaturas utilizadas

Introducc

 

Capítulo I  

El Valladolid festivo de los siglos XVII Y XVIII 

1.1. Tiempo de fiesta

1.2. Sentidos y funciones de la fiesta

 

Capítulo II  

La vertiente festiva del alto tribunal de justicia castellano

2.1. Prácticas devocionales, rituales y festivas propias de

La Chancillería

2.2 el tribunal se suma a los vallisoletanos en sus fiesta

2.3. La puesta en escena del presidente de la chancillea

 

Capítulo III

Protocolo, ceremonial y etiqueta: el poder ritual de la Chancillería

3.1. Comitivas, procesiones y funciones de iglesia

3.2. Funciones en la plaza mayor: toros y autos generales de fe

 

Capítulo IV  

Relaciones de poder de la chancillería en el Valladolid festivo

4.1. Conflictos de protocolo con la ciudad, el corregidor, el cabildo y el obispo

4.2. Relaciones de la chancillea con otros poderes urbanos

 

Capítulo V  

El control de la fiesta vallisoletana por el tribunal de justicia

5.1. El presidente y oidores: su imponente autoridad en la fiesta

5.2. Los alcaldes del crimen: labores de justicia, gobierno y polia en la fiesta vallisoletana

 

Anexos 

Relaciones de fiestas y otras obras manuscritas e impresas (anteriores a 1900)  

 

Bibliograa 

 


 

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DEL PATÍBULO AL CIELO. LA LABOR ASISTENCIAL DE LA COFRADÍA DE LA PASIÓN EN EL VALLADOLID DEL ANTIGUO RÉGIMEN

UNA PLENITUD EFÍMERA. LA FIESTA DEL CORPUS EN EL VALLADOLID DE LA PRIMERA MITAD DEL XVII

Presentación libro: ¡A la plaza! Regocijos taurinos en el Valladolid de los siglos XVII y XVIII


¡A la plaza! Regocijos taurinos en el Valladolid de los siglos XVII y XVIII

 

Lourdes Amigo Vázquez


¡A LA PLAZA! REGOCIJOS TAURINOS EN EL VALLADOLID DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII

Sevilla, Fundación Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Fundación de Estudios Taurinos, Universidad de Sevilla, 2010.

ISBN: 978-84-472-1315-3 / 498 páginas (incluidas 49 ilustraciones)

Prólogo de Carlos Martínez Shaw

 

 

 

 


Prólogo de la autora

 

El 21 de septiembre de 1738, “víspera de los toros [por el casamiento de los reyes de Sicilia], murió el venerable siervo de Dios don Francisco Muñoz, capellán de San Felipe Neri (...). Le enterraron al otro día de mañana, por ser día de toros”. Valga esta anécdota, acaecida en el Valladolid del XVIII y recogida en su Diario por el humilde ensamblador Ventura Pérez, para ilustrar el auténtico furor taurino de la Época Moderna (siglos XVI-XVIII), que no entendía de estamentos ni grupos sociales, puesto que la celebración de una corrida condicionó la hora del entierro de un eclesiástico.

            He aquí el objeto de mi estudio, el Valladolid taurino de los siglos XVII y XVIII. He combinado la consulta de la documentación en archivos, tanto localizados en Valladolid como en Madrid, con la literatura de la época, en la que destacan las “Relaciones de Fiestas”, para lograr conocer al detalle todos los festejos celebrados en la ciudad desde 1601 hasta 1808. Así, a lo largo de las páginas de este libro, el lector puede adentrarse en las ocasiones y frecuencia de los regocijos taurinos, en el ámbito espacial de los mismos, en sus organizadores y protagonistas, tanto en el coso como en la arena, y en su disposición, desarrollo y coste. No se trata en absoluto de una cuestión baladí, habida cuenta de que aquélla era la sociedad festiva por excelencia, especialmente en el ámbito urbano, y los toros su fiesta predilecta.

Y es que se debe hablar de auténtica pasión taurina en la España Moderna (siglos XVI-XVIII). Si las celebraciones eran un artículo de consumo de primera necesidad para los hombres y mujeres de entonces, los toros se erigían como el más grande, el más esperado y el más deseado regocijo. Los juegos con el toro no eran únicamente una diversión sino uno de los principales elementos de las celebraciones. Es más, constituían toda una fiesta en sí mismos, que podía integrarse en el programa de festejos políticos y religiosos (como en las visitas reales de 1660 y 1690, o en la beatificación y canonización de San Pedro Regalado, en 1683 y 1747, respectivamente) o celebrarse sin ninguna excusa. Cualquier calle o plaza podía ser escenario de funciones taurinas, incluso, en el siglo XVII, el Pisuerga (con la suerte del despeño de toros al río en la Huerta del Rey). De esta forma, los diferentes espectáculos han sido motivo de atención, pero sobre todo me he detenido en los de mayor importancia y magnificencia, desarrollados en la Plaza Mayor, el símbolo de la vida urbana en la España Moderna.

El tiempo largo me permite ahondar con mayor detalle y grado de exactitud en las características generales de las funciones taurinas, así como en sus permanencias y mutaciones. Me adentro en el esplendor de la fiesta barroca, así como en su crisis y transformaciones, de las que tampoco fueron ajenos los toros. Compruebo las similitudes pero sobre todo las numerosas diferencias que existían entre aquellos regocijos y los actuales, así como también su evolución.

El XVII fue el siglo de los toros como fiesta por antonomasia en el ámbito urbano, en la que confluyeron en el ruedo el toreo popular y el caballeresco. Pero también en el Seiscientos, comenzaron a perfilarse algunas de las grandes transformaciones de la centuria siguiente, como, por ejemplo, la profesionalización del toreo a pie. Ya en el XVIII se asiste a una “revolución taurina”, que dará lugar, en la segunda mitad de la centuria, a la corrida moderna, a la fiesta de toros tal y como hoy la conocemos, protagonizada por toreros profesionales, que desarrollaban una lidia muy cercana a la actual, en un espacio propio, la plaza de toros. Las grandes figuras del momento, Costillares, Pepe-Hillo y Pedro Romero, actuarán en Valladolid, a la vez que la Plaza Mayor tendrá que compartir el protagonismo con la plaza portátil de madera, de forma ya circular, que se montaba cada año en el Campo Grande. Las funciones controladas por la Ciudad y el corregidor en el símbolo urbano por excelencia, para divertir al pueblo, festejar y exaltar el poder de la Monarquía y la Iglesia, así como el de sus representantes locales, se combinaban con otras, en el Campo Grande, donde las preocupaciones anteriores cedían terreno a favor de las meramente lucrativas, en unos momentos en los que la sociedad jerárquica y estamental comenzaba a resquebrajarse.

Se ve cómo los toros son producto de la sociedad de su tiempo, de sus cambios y permanencias. No en vano, el análisis de la fiesta, que es un hecho sociocultural total, resulta fundamental para el conocimiento de toda sociedad y especialmente aquélla de los tiempos modernos. Sólo el centrarse en los toros sirve para este menester, puesto que eran, como he señalado, la celebración por antonomasia. Además, la fiesta, y en este caso concreto los toros, no sólo expresa las características de una comunidad sino que, dados sus efectos emocionales sobre los participantes, cumple un papel activo nada desdeñable en la misma, lo que hace todavía más interesante su análisis. En última instancia, la fiesta antiguorregimental, en aquella sociedad sacralizada y jerárquica, se conformaba en un instrumento idóneo para la representación del poder, pero no sólo de la Monarquía y de la Iglesia. Todos los grupos sociales asumían en las celebraciones, en su organización y desarrollo, un protagonismo acorde al poder que representaban. Por tanto, debían sobresalir las elites urbanas, como se ponía especialmente de manifiesto en las fiestas de toros en la Plaza Mayor.

La ciudad del Pisuerga presenta unas características propias que la hacen a todas luces atractiva para el análisis de los regocijos taurinos. Todavía a principios del Seiscientos volvió a ser durante un breve período de tiempo (1601-1606) capital de la Monarquía Hispánica. Aun abandonada definitivamente por la corte en 1606, seguirá siendo a lo largo de los siglos XVII y XVIII una de las ciudades más importantes de Castilla. Valladolid disponía de un extenso tejido urbano que en aquellas centurias acogía una población de 20.000 almas, lo que no era nada desdeñable. A su vez, posiblemente, con la excepción de Madrid y de Granada, y quizás también de Sevilla, según qué consideraciones, era la ciudad castellana con el mosaico más impresionante de instituciones poderosas.

Así pues, en esta ciudad, el poder da un relieve especial a la fiesta, en este caso a la taurina, que he procurado siempre subrayar. Las fiestas de toros en la Plaza Mayor eran un acontecimiento donde, a excepción del obispo, estaban representados todos los poderes urbanos. Los días de corrida, por la tarde, en los balcones del consistorio, el lugar del monarca cuando se hallaba en la ciudad, se situaban el Ayuntamiento, presidido por el corregidor, y la Chancillería. Por su parte, la Inquisición, el Cabildo Catedralicio, la Universidad y el Colegio de Santa Cruz veían el espectáculo desde balcones primeros en casas de la Plaza Mayor. Tampoco faltaba la nobleza que quedaba en Valladolid, al margen de las instituciones urbanas, tras la definitiva marcha de la corte. Además, algunas comunidades, especialmente el Ayuntamiento (principal organizador de fiestas de toros en la Plaza Mayor) supieron aprovechar el prestigio que confería el ser organizadoras de corridas y ofrecer a los vallisoletanos la diversión que tanto demandaban. Por último, en los siglos XVI y XVII, la nobleza fortalecía su preeminencia social actuando en la arena. Si bien en la mayoría de las ocasiones era gente plebeya, a pie y a veces a caballo, quien medía sus fuerzas con las bravas reses, los nobles protagonizaban las fiestas de toros más importantes, a través del toreo caballeresco y los juegos de cañas, reminiscencia de los antiguos torneos.

Pero, por encima de todo, Valladolid era la residencia de la Real Chancillería. La ciudad también va a experimentar los efectos de ser una corte en miniatura, como sede de la Chancillería, Tribunal Superior de Justicia castellano y custodio del sello mayor del rey. Era la institución más poderosa y prestigiada de la ciudad, ya que era el poder real por excelencia. Así se pondrá de manifiesto en los toros. Los principales afectados fueron, sin duda, la Ciudad y su corregidor. Los regocijos taurinos, celebrados tanto en la Plaza Mayor como en cualquier otro espacio de la urbe, dejaban de ser en exclusiva un asunto de dichas autoridades locales, ante la preeminencia, facultades y continuas interferencias del Tribunal de Justicia en la organización y desarrollo de los mismos.

En definitiva, he tratado de profundizar en los regocijos taurinos y, a través de ellos, en la sociedad vallisoletana de los siglos XVII y XVIII. Pero, al mismo tiempo, ha sido mi intención, a través del estudio integral acometido, atrapar las fiestas de toros en todas sus dimensiones y perfiles, de forma que Valladolid se ofrezca como un modelo aplicable a cualquier otra ciudad de la Monarquía Hispánica.

 

 


 

 

Este libro fue presentado, en la Real Maestranza de Sevilla el 30 de junio de 2011, por Jesús Urrea, profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid, director del Museo de la Universidad de Valladolid y Presidente de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid.

 


 Vídeo presentación de la autora

 

COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO

 

El Norte de Castilla “Sin los toros la cultura española no se entiende” (26 de julio de 2011)

 Taurologia.com (7 de septiembre de 2011)

Reseña de Barlomé Bennassar en:  Revue TOROS, Nimes, 21-XII-2011


Recensión de Pedro Romero de Solis, Revista de Estudios Taurinos, nº 31, Fundación de Estudios Taurinos, Sevilla 2012, págs. 239-248


 



 


 

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