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Frentes Avanzados de la Historia

CIUDADANAS DE VALLADOLID EN LA SEGUNDA REPÚBLICA (Resumen)

CIUDADANAS DE VALLADOLID EN LA SEGUNDA REPÚBLICA (Resumen)

María Teresa Díez Martín 

Universidad Nacional de Educación a Distancia.UNED/ España

 

Este es un resumen, probablemente demasiado conciso y a la espera de una revisión, de un trabajo más extenso y significativo que bajo el mismo título recibió el Premio de Investigación Elisa Pérez Vera de la UNED, el 8 de marzo de 2002.

 

 

Mi agradecimiento a todas las personas que compartieron su memoria conmigo haciendo posible esta investigación. Un recuerdo especial, y emocionado, para Pilar Barajas Fernández, Isaías García Clemente y Julia Pérez Cabello, fallecidos recientemente. Tristes pérdidas que hacen doblemente valiosos sus testimonios. Las demás voces de esta historia fueron la de Manuela González Maestro, Marina Zarzuelo García, María de la Encarnación Rodríguez de Castro y Leonor González Cabeza. Decisiva ha sido la ayuda de Julio Fernández Barajas, hijo de Pilar Barajas, quien fue el  portavoz de su madre a la vez que de su propia historia. También, gracias a Pilar de la Torre Montiel del PSOE de Valladolid, hija de otra republicana y socialista de aquella valiente generación de mujeres, que me prestó su desinteresada colaboración.

 

 

Siguiendo lo que ya supone cierta tradición siempre que se aborda un tema de historia de las mujeres y de género, no está demás comenzar con aquella proclama testimonial, tantas veces oída, que afirma la necesidad de visibilizar a las mujeres en la historia. Aunque, es cierto que desde hace ya algo más de tres décadas la confluencia de las avanzadas historiográficas y el impulso de los movimientos sociales, especialmente el feminista, ha conseguido desvelar a las mujeres como sujeto histórico trastocando sin remedio la visión androcéntrica tradicional de la Historia. Como también es constatable que la exploración de los discursos desde el análisis de género ha situado en una dimensión propiamente histórica las claves de la subordinación de las mujeres.  Y todo ello asentado en un marco académico cada vez más amplio, pues se puede decir que hoy lo extraño en el ámbito occidental  es una  universidad que no cuente con una cátedra, posgrado, seminario o programas dedicados a este campo de estudios.  Sin duda, en conjunto, los hallazgos para el conocimiento histórico son destacables, y a la vista está una sólida producción científica que hace ya innecesario el dedicar página alguna a justificar la necesidad de una historia de las mujeres y de género, como hasta no hace mucho tiempo ha sido habitual.  Sin embargo, en gran medida, son logros reducidos  a su campo de especialización, que no terminan de integrase con plena autoridad en el conjunto de la producción histórica que como mucho recoge, y salvo excepciones que siempre las hay, ecos políticamente correctos. Los avances y aportes ya pocas veces se niegan, simplemente se ignoran. En definitiva, procede decir, aun desde un marco de significado diferente, que todavía quedan frenos por abatir para una total visibilización de las mujeres en la Historia

 

Valga lo dicho no sólo como el derecho al pataleo, sino también como un cuadro de las referencias historiográficas que han informado esta investigación; que en lo  esencial se propone desde una posible historia sociocultural de género/s, femenino aquí.  Podría decirse, por aquello del gusto a las etiquetas,  que la dirección seguida es la de una renovada historia política que trata de analizar las relaciones de significado entre el discurso político sobre y para las mujeres, las representaciones y las prácticas de género. Significaciones que construyen el sujeto ciudadana. Un plano del análisis que no excluye, sino muy al contrario, el estudio de las culturas políticas femeninas y feministas, generacionales y locales en este trabajo.

Estos son los puntos de referencia para la presentación de un trabajo del que, a la espera de su versión definitiva,  se esbozan unos cuantos párrafos en los que se destacan las prácticas de la militancia femenina que irrumpen en la vida social vallisoletana, transgrediendo el sistema tradicional. Ya que, sin duda,  la conciencia política de las mujeres y su proyección social es el primer factor, activo y consciente, a tener en cuenta en la construcción del sujeto ciudadana. Un sujeto de importancia que, por primera vez en la historia de España, se empodera con la consecución del voto, o mujeres de pleno derecho político, ciudadanas. Por supuesto, y como es sabido, el derecho formal de la igualdad política distó mucho de extenderse a otras esferas de la vida de las mujeres y no logró subvertir, en lo fundamental, el sistema de subordinación femenina, pero marcó un hito que se añadió como referente colectivo de las izquierdas, el feminismo y el  progresismo republicano. Referente, el sujeto ciudadana, que informó la decidida intervención de las mujeres, combatientes o en la retaguardia, en la guerra civil, y que en la  oscuridad de la  dictadura franquista fue para muchas un tesoro de dignidad a guardar, como la mejor herencia para las generaciones futuras de mujeres y hombres.

Semejante potencial fue objeto de una atención especial en el contexto de la política republicana. Los diferentes gobiernos, la Iglesia, partidos, sindicatos y movimientos sociales de diversa índole estuvieron interesados en instrumentalizar a estas recién nacidas a la ciudadanía política. El escenario político de Valladolid no fue una excepción. Con todo, la percepción de aquel momento por las protagonistas, su testimonio, constituye el necesario contrapunto a la historización "desde arriba" y aporta las claves de la construcción del sujeto ciudadana. Sirva lo expuesto como una sumaria presentación del tema, pues, por el momento y como se ha indicado, la investigación se encuentra en fase de revisión y ampliación, contando ahora con otros aportes documentales que no estaban disponibles en 2002.

 


Se han utilizado tanto fuentes impresas como orales. Entre las primeras han sido fundamentales los diarios El Norte de Castilla y el Diario Regional, junto al semanario socialista Adelante y el falangista Arriba. Sobre la filiación ideológica de los dos diarios, brindan una precisa caracterización las consideraciones de Checa Godoy: " Diario Regional será órgano a caballo entre e integrismo y de la CEDA y el Norte de Castilla, más influyente, oscilará entre el conservadurismo independiente y una cierta simpatía hacia el radicalismo, pero en cualquier caso fieramente enfrentado a la izquierda"
[2]. La oposición a estas posturas sería uno de los fines del socialista Adelante, erigido en el mejor defensor de la política municipal republicano-socialista. La misma que El Norte de Castilla y Diario Regional silencian o critican. También, el semanario socialista abanderó la lucha anticlerical, siendo el acicate continuo de la línea confesional-católica del Diario .Regional.

La prensa, pues, muestra la escena política local y nacional conformada en espacio creador de los discursos de género. Así, la derecha católica y conservadora sublimaba el destino natural de la mujer como esposa, madre, piedra angular de la familia y espejo de las virtudes cristianas. De la misma forma reivindicó la prensa fascista la condición femenina y, además, enfatizaba su subordinación al destino guerrero de los varones, en una perfecta apología sacrificial de inmolación y culto al dolor[3].

La lucha por la igualdad de los sexos fue la tarea que se marcaron las izquierdas republicanas. Impulso que amparó los objetivos del feminismo liberal, y que encontró su portavoz en El Norte de Castilla. Por último, la difusión del ideario feminista de clase ocupó continuamente las páginas socialistas de Adelante, en una doble tarea de propaganda y educación política.

Las fuentes orales se han manifestado como un instrumento primordial, y han aportado los factores de interpretación sobre la memoria histórica individual y colectiva. Las entrevistas grabadas han permitido conservar unos valiosos testimonios humanos, y han dado a esta investigadora una lección de historia viva. Vaya por delante mi agradecimiento a las mujeres y hombres que, con entusiasmo y generosamente, han contribuido con sus recuerdos a este estudio.

 

 

Mutualidad Maternal. Memoria histórica de la Casa Social Católica, 1915- 1938

 

 

La presencia femenina: población, trabajo e instrucción 

 

Los aspectos poblacionales de Valladolid durante los años de la segunda República siguieron la pauta nacional del modelo demográfico de nuevo régimen, que se aprecia durante el decenio de los años treinta más acusado en la ciudad que el campo. Se constata así, una mayor población femenina sobre la de varones debido al menor índice de mortandad, superior esperanza de vida y tasa de supervivencia.

Se acusa, igualmente, un descenso de las tasas de nupcialidad y natalidad condicionadas en gran medida por la crisis económica, e indicadoras de prácticas anticonceptivas voluntarias que sugieren un cambio en la mentalidad femenina. Por otra parte, el retraso en la edad de los matrimonios provocó un aumento de solteras y la mayor demanda de trabajo remunerado. Necesidad que se impuso también a las casadas y viudas ante el aumento del desempleo masculino.

Valladolid, como capital regional, fue un centro de acogida de la emigración rural, y principalmente la de los núcleos urbanos periféricos, población migrante que en una alta proporción fue femenina, contrastando con la preferencia masculina por la emigración a la periferia peninsular y extranacional. El importante contingente de mujeres que acogía la ciudad se dedicaba, en su mayoría, a las labores domésticas y ocupaciones derivadas de la reproducción. Una minoría de ellas se contabilizan entre las activas, de éstas los índices más altos corresponden al servicio doméstico y trabajos relacionados con las tareas tradicionalmente adjudicadas a las mujeres. Porcentualmente, la ocupación en el sector secundario se muestra muy pequeña respecto al total de activos, y es la rama del textil el sector que más trabajadoras agrupaba. Fue, no obstante, un colectivo escaso en relación con las concentraciones industriales de primera línea peninsulares, pero el más alto en el ámbito regional. Pues, Valladolid durante las tres primeras décadas del siglo XX fue una provincia dinámica cuya capital se encontraba en proceso de industrialización, de tal forma que se constituyó en foco de atracción de los recursos periféricos regionales.

La alta proporción del analfabetismo femenino es otra de las características a destacar, como sinónimo de una triste realidad nacional. Situación que experimentaría una mejoría notable en los años republicanos, por los programas gubernamentales que propiciaron la extensión de la educación en general, y la corriente ideológica que incentivaba la incorporación activa de las mujeres a la vida social a través de múltiples proyectos culturales, institucionales o alentados por las formaciones políticas. Estas últimas desarrollaron sus actividades en Valladolid a través de la Casa del Pueblo y la Casa Social Católica. Todas estas iniciativas se situaron en el centro de la polémica nacional sobre la educación e instrucción de las mujeres, y que en sus diversos matices refleja la prensa local[4].

Aún acusando la crisis económica, el período republicano significó una mejora apreciable en el nivel de vida de la población vallisoletana[5]. A la que contribuyó, de forma decisiva, una normativa laboral más progresista con los derechos de los trabajadores, que fue intención preferente de los gobiernos republicanos-socialistas. Las obreras se beneficiaron de las ventajas generales y algunas que les afectaban singularmente, como las prestaciones de los seguros públicos a la maternidad y sus servicios asociados. Disposiciones gubernamentales que, aún estando lejos de una efectiva implantación por múltiples causas[6], comprometieron al Ayuntamiento de Valladolid en algunos de sus fines, entre los que destaca la promoción del "Instituto de Maternología y Puericultura"[7], primera institución en su género promovida por una municipalidad.

Complementariamente, y con semejantes fines asistenciales, las Mutualidades fomentadas por las agrupaciones políticas ofrecieron una cobertura importante, y acogieron a un número elevado de mutualistas. Organizaciones que, como efectivo instrumento de propaganda política, se dirigieron directamente a las mujeres, desde los diferentes presupuestos ideológicos que representaban en la ciudad la Mutualidad Obrera[8], vinculada a la Casa del Pueblo, y la Mutualidad Maternal ligada a la Casa Social Católica[9].

Sin embargo, y a pesar de estas condiciones favorables, la situación de las mujeres trabajadoras en Valladolid como en el resto del país no experimentó avances sustanciales, porque la Legislación Laboral, en lo que a ellas les afectaba, contenía disposiciones discriminatorias que legalizaron una explotación sin atenuantes y a más bajo salario que la  que afectaba a los varones. Panorama más gravoso aún porque las cuasiasalariadas trabajadoras estaban obligadas a la prolongación  de sus jornadas fuera de los tajos con el trabajo casero y familiar[10].  . Esta situación no fue, en general , un objeto específico en las reivindicaciones obreras del sindicalismo del momento, y la igualdad de los sexos en los derechos laborales se defendió, más testimonialmente que de hecho, en el marco programático de  la clase obrera. A considerar  quedan, pues, los discursos sobre el trabajo femenino bajo los parámetros  de  las fuerzas político-sindicales de la ciudad, donde, aparte los movimientos anarquistas y comunistas minoritarios, se imponía el discurso igualitario socialista junto al del reformismo social de tintes cristiano-caritativos del movimiento sindical católico vallisoletano en el que las mujeres podían aspirar a ser rescatadas del castigo del trabajo asalariado para ocuparse de sus labores "naturales"[11].  

 

Adelante.  25 de diciembre de 1932.  Número, 65

 

 

 

La práctica ciudadana de las vallisoletanas.

 

Cuando el cuerpo legislativo del proyecto democrático republicano-socialista estableció formalmente la igualdad de los sexos, posibilitó la plena participación política de las mujeres. Es ésta una afirmación que se debe subrayar, independientemente de las inevitables contradicciones o de los límites ideológicos que la mentalidad tradicional impuso a la práctica total de la ciudadanía femenina. Porque, en cualquier medida que se considere, supuso la transgresión de los valores sociales conservadores. Una percepción, si cabe, más acusada en la mentalidad provinciana de la sociedad vallisoletana que entra de lleno en un exacerbado debate, mediatizado por las coordenadas ideológicas y políticas de un discurso polarizado entre la derecha católica agrarista y la izquierda socialista. Dualidad aún más relevante ante la mínima organización de fuerzas radicales como la comunista, la anarquista o un feminismo de vanguardia.

Son factores que aparecen como decisivos a la hora de rentabilizar los votos femeninos, o de contener lo que fue un nuevo poder en manos de las mujeres. Así, la consecución del sufragio femenino como derecho político por excelencia, logró movilizar múltiples recursos políticos. En este sentido, se recogen los discursos de la política electoral, que desvelan, en un rápido bosquejo, claves decisivas para la interpretación del período en la ciudad: el inicial miedo al voto de la mujer tanto de la izquierda como de la derecha[12], los discursos de Gil Robles poniendo en píe de guerra a un ejército femenino integrista-católico[13], el efectivo activismo político de la Liga Anticomunista Femenina abanderada de la lucha contra el marxismo y la masonería[14], o las ultramontanas arengas de Falange Española que anunciaban a la nueva mujer española[15]; en contraste, se registra el discurso radical de los partidos republicanos, que tienen en la Unión Republicana Femenina liderada por Clara Campoamor[16] su foro feminista, o la decidida defensa de la izquierda obrera socialista por el voto y los derechos de la mujer[17].

Si la relevancia de la práctica electoral de las mujeres alcanzó a todas las esferas de la vida ciudadana, quizás mayor significación adquirió la militancia política. Con independencia del número o los porcentajes de las afiliadas, la incidencia fue claramente cualitativa en el área social y cultural. Una importancia que asumieron todas las formaciones políticas, que crearon y apoyaron el desarrollo de sus ramas femeninas.

La izquierda obrera lideró el feminismo socialista organizado en el Grupo Femenino Socialista[18], que señalaba una intención de ruptura con la mentalidad tradicional de y sobre la mujer, y una sincera batalla por la emancipación femenina, sin embargo, subordinada a los intereses del partido que eran los de la revolución social. Es precisamente el ímpetu revolucionario el que explica la mayor iniciativa y responsabilidad organizativa en los temas de las mujeres de la Juventud Socialista. Por otra parte, parece que faltó, o fue muy débil, entre la familia socialista vallisoletana el asentamiento de corrientes coincidentes con propuestas feministas más avanzadas dentro del PSOE, como la que representó Margarita Nelkel.

En el movimiento de derechas, que aglutinó con ventaja a la mayor parte de mujeres organizadas, el protagonismo perteneció a la Liga Anticomunista Femenina dirigida desde el integrismo agrario y el obispado. La Liga se integraría en la órbita de la CEDA, bajo cuyo impulso una parte de la organización se constituyó en Acción Popular Femenina. La recuperación de Acción Católica a partir de 1934, reforzó las filas de la derecha femenina con Acción Católica Femenina y Juventud Femenina de Acción Católica.

En una caracterización común de las fuerzas conservadoras resalta su dependencia de un ideario patriarcal cerrado, el que se asumió como parte característica de su cultura política contraria a cualquier libertad de las mujeres, sin ambigüedades. No obstante, y entrando en contradicción con la usual ausencia de las mujeres en los espacios públicos, la alianza de la derecha y la Iglesia promocionó la movilización femenina de forma masiva en apoyo de sus intereses. Lo cual, suponía el ejercicio activo de sus derechos de ciudadanas, aun contando con el efectivo control partidista y espiritual. El peso decisivo de la militancia femenina conservadora en el devenir político del período republicano es un hecho que hay que destacar, y sobre el que aún faltan estudios locales de entidad como ocurre en el caso de Valladolid.

Sobre lo anteriormente expuesto, se puede deducir que tanto en el bloque ideológico de la derecha como en el de la izquierda se impuso una general prioridad partidista sobre las reivindicaciones propias de las mujeres. Y aun considerando las diferencias entre los dos bloques, hay que contemplar esta actuación como un condicionante que limitó el acceso de las mujeres a los puestos de poder dentro de los organismos institucionales, movimientos sociales o políticos. De hecho, en Valladolid tal presencia es prácticamente anecdótica.

Para finalizar, interesa constatar que la práctica de la ciudadanía femenina, en cualquiera de sus dimensiones, o nivel geográfico, fue una escuela de aprendizaje para las mujeres y la sociedad en general. Y un proyecto desgraciadamente truncado por el levantamiento militar franquista. En cualquier caso, constituyó una experiencia imprescindible para el proyecto democrático de la segunda República.

 

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APÉNDICE/  selección de hemeroteca

  

 

 

 

 

En un acto de agitación de FE  celebrado en el Teatro Calderón, el 16 de enero de 1936, ya en precampaña de las elecciones de febrero del mismo año, Rosario Pereda pronunciaba uno de sus discursos más inspirados dirigido a las mujeres falangistas. Anunciaba en él la dirigente del SEU y de la Sección Femenina a la vanguardia tradicionalista femenina  llamada a  ejemplarizar y disciplinar a las mujeres en la "nueva España de Franco" :

 

 

(...) Falange Española de las JONS, (...) ha tenido un gesto nuevo; este de querer oir junto a sus voces directoras a la mujer de España, que acertó desde un principio a sentir con emoción auténtica cuanto la Falange es, cuanto simbolizáis vosotros, camisas obscuras de heroísmo, calientes de sangre, en anhelo puro de salvar a España, rehaciendo su unidad y su grandeza para hacerla libres otra vez. Y porque todas vosotras con vuestro estilo de milicia, intentáis esto y consiguiéndolo vais día tras día(...) y es aquí, entre vuestra hombría, en este ambiente de lucha y de lucha cierta contra todo lo que nos envilece y nos deforma, es aquí, digo, donde nuestra debilidad de mujeres, valientes sólo ante al amor y el sacrificio, encuentra verdaderamente motivado un serio quehacer(...) porque sólo en nuestras filas no se nos utiliza con miras a las elecciones; porque sin adularnos ni deformar nuestra misión exponiéndonos al ridículo de ser diputadas, por ejemplo, nos asignáis, integro un cambio, un papel de acción educativa que es en verdad nuestro papel de mujeres y de españolas. Como a Isabel nos queréis junto a vosotros, en la pelea para infundiros ánimo y sonreiros mientras reedificáis santa fe en estas horas históricas que teñís de rojo vuestra camisa oscura (Gran ovación)
Reproducción facsímil del semanario de la Falange Arriba, 16 de enero de 1936

 

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 NOTAS 

 


[1] El grueso de la investigación se ha centrado en la ciudad de Valladolid, aunque se aporta una visión general del conjunto provincial.

 [2] CHECA GODOY, A. (1989) Prensa y partidos políticos durante la II República en Valladolid. Salamanca: Universidad de Salamanca.

[3] Consideraciones que corroboran ampliamente las fuentes consultadas, y que coinciden con las reflexiones de GALLEGO MÉNDEZ, M. T. (1983) Mujer, falange y franquismo. Madrid: Síntesis.

 [4] Abunda el recelo sobre la instrucción de la mujer, y así se expresa lo legítimo de la educación intelectual cuando obliga la penosa necesidad de ganarse la vida, tal y como escribe Graciela Madero desde El Norte de Castilla, 15- III- 1936; o se insiste en la necesidad de apartar a las mujeres del peligroso camino del intelecto que las lleva descuidar sus deberes naturales. Buen ejemplo de ello es el artículo que publica el Diario Regional el 10- I- 1936, en el que anuncia la apertura de la “Escuela Hogar” en Valladolid.

[5] Es ésta una de las principales conclusiones expresadas por PRADO MOURA, A. de (1985) El movimiento obrero en Valladolid durante la II República. Valladolid: Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura

[6] Memoria de la Caja de Previsión Social de Valladolid- Palencia en el ejercicio de 1932. Archivo Histórico Provincial de Valladolid. Signatura U-75-1917

 [7] El Norte de Castilla. 8- II- 1933 y Adelante 23- IV- 1933, pág. 1

[8] Información al respecto en PALOMARES IBÁÑEZ. J.M. (1988) El Socialismo en Castilla. Partido y Sindicato en Valladolid durante el primer tercio del siglo XX. Valladolid: Universidad de Valladolid. Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca

[9] Memoria Histórica de la Casa Social Católica. 1915-1938. (1939). Valladolid. Archivo Histórico Provincial de Valladolid- V- 9/157

[10] Sobre esta cuestión es obligatorio citar el minucioso trabajo de NÚÑEZ PÉREZ, M.G. (1989) Trabajadoras en la Segunda República. Madrid: Centro de Publicaciones del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

[11] La primera en afiliados y poder político fue la socialista, conjuntamente PSOE-UGT, en segundo lugar se situaron las formaciones católicas. Sin embargo, es presumible que los sindicatos y organizaciones católicas, sumados a las organizaciones de la derecha, tuvieran entre sus filas a un mayor número de mujeres.

[12] Como ejemplo el artículo de Carmen de Burgos" Colombine" en El Norte de Castilla 24- VI- 1931, o el de Francisco de Cossio en el mismo diario 20- X- 1933.

[13] Al respecto véase: "Discurso de Gil Robles en el Teatro Calderón", El Norte de Castilla 13- I- 1932

[14] El Diario Regional ofreció numerosas noticias de las actividades y evolución de esta organización. También, de sumo interés es la información de Adelante, que dirigió una campaña de ataques contra la Liga especialmente beligerantes durante los períodos electorales.

[15] Una magnífica muestra es el discurso de Rosario Pereda en el Teatro Calderón de Valladolid, organizado por Falange Española el 16 de enero de 1936: Arriba. Reproducción facsímil.

[16] Dejó Clara Campoamor constancia de su coherencia personal en el acto celebrado en el Ateneo de Valladolid, y organizado por la Unión Republicana Femenina de la ciudad: El Norte de Castilla. 7- I- 1933

[17] Adelante mantuvo una continuada llamada a las mujeres, en un discurso que combinaba la propaganda electoral con la labor educadora. Se insistió en la deuda moral de la mujer con la República y el socialismo que las hizo ciudadanas de derecho.

[18] Las puntuales informaciones de Adelante sobre el Grupo Femenino Socialista y la Juventud Socialista, han permitido un excelente seguimiento de sus actividades, completadas y contrastadas con los testimonios de antiguas militantes.

Es obligado citar como referencia esencial la investigación realizada por Sonsoles Gómez Carbonero en su tesis doctoral Cultura ciudadana y socialización política en la República. Actitudes y comportamientos de los vallisoletanos, 1995. Trabajo que, teorizado sobre el concepto de cultura política, traza el mapa de la actividad política de las mujeres en el Valladolid de la II República.  Disponible el texto completo en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

 


 

Fuentes documentales 

Archivo Histórico Nacional de la Guerra Civil, Salamanca.

Archivo Histórico Provincial, Valladolid.

Biblioteca Universitaria Reina Sofía, Universidad de Valladolid.

Archivo de la Real Chancillería de Valladolid

Prensa periódica y partidista: El Norte de Castilla, Diario Regional, Adelante y  Arriba.

Fuentes orales

Entrevistas varias

 


 


FOTOGRAFÍA DE PORTADA

 

 

 

1932 - Grupo de la Juventud Socialista y miembros del Grupo Femenino Socialista de Valladolid, en una visita al Monasterio del Escorial con motivo de unos cursillos.

De pie, tercera por la izquierda, Pilar Barajas Fernández, una de las mujeres que nos ha prestado su recuerdo. Sentadas en la primera fila, dos de las jóvenes socialistas citadas en este trabajo que fueron víctimas de la barbarie franquista: primera por la izquierda María Ayllón, fusilada en 1937; tercera por la izquierda Vicenta Bermejo, fusilada en 1936. 

El original de esta fotografía pertenece a Julio Fernández Barajas, hijo de Pilar Barajas Fernández, quien ha autorizado su reproducción en esta investigación y en este blog. Se recuerda expresamente la obligatoriedad, según la ley de la propiedad intelectual, de citar su procedencia y la prohibición de su reproducción con fines lucrativos.

 


 

Este resumen fue publicado en: adistancia, Revista de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Vol. 20, nº 1 ( octubre 2002), (pp.101-107).

 


 

LA AUTORA

Es licenciada en Geografía e Historia por la UNED. En la actualidad realiza su tesis doctoral sobre Colonialismo y Género y ha obtenido el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) con el mismo tema, en la misma universidad y bajo la dirección de la doctora Marina Alfonso Mola.


DISTINCIONES

-- 2002, 8 de marzo. Premio Elisa Pérez Vera de investigación, U.N.E.D, por el trabajo Ciudadanas de Valladolid en la II República

 -- 2007, 19 de septiembre. Mención especial en el concurso de investigación “Otras Miradas”. Convocado por el Ayuntamiento de Palencia, por el trabajo Señoras brigadieras, coronelas, capitanas…Colonialismo y género en el siglo XVIII.

 

ACTIVIDADES

 -- Desde 2005, dirección y Edición de la Revista digital Frentes Avanzados de la Historia

 -- Desde 2005, colaboradora del Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL

 -- Desde 2009, colaboradora de la revista Hojas de Warmi, Investigación para el feminismo la cooperación y solidaridad con América Latina. Ed. Seminario Interdisciplinar Mujeres y Sociedad, SIMS / Universitat de Barcelona, UB 

 

PUBLICACIONES

 -- Artículo: “Ciudadanas de Valladolid en la II República”, en adistancia, Revista de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED, Volumen 20, nº 1, octubre 2002, págs. 101-107; [en línea] FAH, Resumen: 

 -- Artículo: “Perspectivas historiográficas. Mujeres indígenas en la sociedad colonial hispanoamericana”, en Tiempo y Forma, Revista de Historia Moderna, UNED, nº 17 (2004), págs. 215- 253. En Sara Beatriz Guardia (Ed.) Escritura de la historia de las mujeres en América Latina. El retorno de las diosas, Ed. Minerva, Lima, 2005, págs. 155-200;  e-espacio digital UNED   / En FAH    

 -- Artículo: “Representaciones y prácticas de género en la proyección del colectivo social de la oficialidad militar. Una estrategia de la política colonial en el siglo XVIII”; Revista digital Destiempos, año 3, nº 14, México, D.F. (mayo-junio 2008)    

 -- Artículo: “Viajeras al servicio de su majestad en el siglo XVIII. Un discurso colonialista en las prácticas de género” y prólogo en Sara Beatriz Guardia (ed.) Viajeras entre dos mundos, Ed. CEMHAL, 2011, págs. 123-140;  Artículo En  FAH     / Presentación del libro en FAH / Libro completo pdf en CEMHAL

 -- Compilación y presentación, Dossier: “Reflexiones para el Debate sobre los géneros desde las dos orillas atlánticas”, Hojas de Warmi, nº 16, 2011, SIMS, UB, [en línea] SIMS

 


 

Enlaces de interés a los grupos de trabajo que investigan en torno a la Memoria Histórica de Valladolid

Verdad y Justicia 

Memoria Histórica de Valladolid

 

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