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Frentes Avanzados de la Historia

ARQUITECTURA DE RECONSTRUCCIÓN EN BRUNETE (MADRID)

<strong>ARQUITECTURA DE RECONSTRUCCIÓN EN BRUNETE (MADRID)</strong>

 

 

Javier García Algarra

Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED, España

 

 

 

El objetivo de este trabajo es estudiar la intervención de la Dirección General de Regiones Devastadas (en adelante, DGRD) en el municipio de Brunete, tras su completa destrucción durante la guerra civil. Pese al intenso crecimiento de este pueblo en los últimos años, se ha respetado en buena medida la reconstrucción llevada a cabo durante los años cuarenta, al contrario de lo que sucede en otras poblaciones próximas como Villanueva de la Cañada, Las Rozas o Majadahonda. Brunete también presenta la ventaja de haber sido una intervención mimada por la DGRD debido a su valor simbólico, por lo que puede tomarse como prototipo de la arquitectura de reconstrucción.

 

 

Introducción 

 

En el verano de 1937, el ejército republicano lanzó una ofensiva a gran escala en el noroeste de Madrid para aliviar la desesperada situación de la guerra en el frente norte. Esta operación, que comenzó el 6 de julio y duró hasta el día 26 de ese mes se conoce como batalla de Brunete, por haber sido esta localidad el centro de los encarnizados combates que causaron treinta y cinco mil muertes.

 


 Brunete después de la batalla

 

El pueblo de Brunete fue muy castigado, tan sólo la iglesia, de entre los edificios significativos, permaneció en pie. La devastación fue también enorme en otras localidades cercanas como Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo o Quijorna.

Para el bando franquista, Brunete se convirtió en un activo propagandístico, como símbolo de la capacidad de resistencia. Franco no dudó en pagar un altísimo precio en vidas humanas para recobrar una población cuyo valor estratégico era muy limitado. Esta misma actitud, que se reprodujo, por ejemplo, en Belchite o Teruel, obedecía a una estrategia calculada de consolidación como líder indiscutible. En consecuencia, la reconstrucción de Brunete tras finalizar la guerra, tuvo mucho más de operación política e ideológica que de recuperación de la situación previa al conflicto.

 

 

Ideología de la reconstrucción 

 

Hasta la posguerra los arquitectos no habían desempeñado nunca, como cuerpo, un papel significativo en la política española. La Falange, por emulación del fascismo italiano, o del nazismo alemán, concedía una gran importancia a la arquitectura, como herramienta útil para la exaltación del régimen y creadora de escenografías para las concentraciones masivas del partido. Tras la finalización de la contienda, se planteó la necesidad de crear un lenguaje arquitectónico imperial, representativo de la nueva España y debelador del estilo internacional, identificado con la república derrotada.

 

El cubismo sovietizante, el ilimitado racionalismo, junto con la industrialización, las oligarquías financieras, el marxismo, la decadencia intelectual, producen los monstruos de hierro, cemento y mármol que convierten las nobles perspectivas de España en campos de alucinación.[1]

 

Entre sus muchos efectos negativos, la guerra civil produjo un éxodo de los arquitectos más valiosos del periodo republicano, cuando no su eliminación física o en el mejor de los casos una inhabilitación profesional. La arquitectura del nuevo régimen, quedó bajo la dirección de la Falange, en la persona de Pedro Muguruza Otaño, auténtico arquitecto de cabecera de Franco, aunque nunca llegó a contar con la influencia de un Albert Speer. Desde la Dirección General de Arquitectura, tuvo a su cargo la organización de la profesión y la definición del nuevo estilo. Junto a Muguruza, desempeñaron un papel fundamental Pedro Bidagor en Urbanismo, López Otero al frente de la escuela de arquitectura y Gutiérrez Soto, que temporalmente renegaba de su sólida trayectoria previa muy próxima a los postulados del GATEPAC.

Muguruza es quien enuncia en la primera Asamblea Nacional de Arquitectos, en abril de 1939, la necesidad de definir un Plan de Reconstrucción que proporcionase unas líneas de actuación unificadas.

Falange nunca tuvo una preocupación por la teoría estética como sus correligionarios europeos. Aunque sintió fascinación por las concentraciones de masas, se trataba de un partido muy minoritario antes de 1936. Por tanto, no necesitaba de las construcciones efímeras que sirvieron de escenario a los congresos del nazismo en Nüremberg o del fascio italiano.  No hubo tampoco un debate arquitectónico como en Italia, las circunstancias políticas no dieron oportunidad para que algo así pudiera producirse antes de la guerra. Cuando ésta terminó, la Falange vencedora se propuso construir un nuevo estado con una nueva arquitectura, pero los falangistas pronto se dieron cuenta de que no controlaban todos los resortes del poder. El decreto de unificación había convertido al partido en un instrumento al servicio del poder personal de Franco. Pese a que se mantuvieron las formas fascistas externas, en la posguerra tendrían mucha más influencia los elementos conservadores que habían apoyado el levantamiento.

La arquitectura de la autarquía se caracteriza por ser profundamente conservadora. Todo el arte contemporáneo y el estilo internacional se identificaron con el bando derrotado. Con el propósito de revivir el espíritu de la España imperial de los siglos XVI y XVII se volvió la vista a Juan de Herrera y al barroco de la Contrarreforma como modelos. En paralelo se produce una revalorización de la arquitectura rural tradicional, que se identifica con el auténtico espíritu español.

La desmesura retórica del primer franquismo unida a la imaginación siempre desbordante de Ernesto Giménez-Caballero podía dar lugar a declaraciones como la siguiente:

La piedra es la tradición de Roma en la arquitectura española. La piedra de los acueductos y puentes cesáreos. La piedra que informó los primeros castillos asturianos y roqueros de la Reconquista. La piedra que sirvió para construir las catedrales [...] y los sillares de El Escorial.

 

Junto a la piedra, la pizarra [...]. La pizarra es el elemento germánico que la Casa de Austria – ese Felipe II soñador de paisajes con nieblas y bosques- aportó a la tradición románica y humanística de la piedra en España.

 

[El ladrillo] Elemento: tierra, barro, marga, polvo, suelo mismo, pueblo mismo e ínfimo de España, en su lucha secular contra la piedra, dominadora y aria. La lucha entre piedra y ladrillo (cristianos e infieles, nacionales y rojos) duró largos siglos medievales sin resolverse en el frente arquitectónico de España, con escaramuzas fronterizas. Hasta que Madrid logró su unificación. Aceptando al ladrillo en su sitio estricto. Encuadrado y vigilado, pero utilizado[2].

 

Gabriel Ureña reproduce un artículo de Rafael Sánchez Mazas en el que la exaltación del monasterio de El Escorial como modelo arquitectónico roza el delirio. Estos dos simples ejemplos nos dan una idea de la importancia que se concedía a la arquitectura, más imaginaria que real, en el discurso de la intelectualidad falangista de los primeros años.

La tendencia al conservadurismo y la recreación del pasado se refuerza con la idealización de la vida rural, frente a la decadencia urbana. Mientras que en Italia o Alemania los fascismos fueron un producto de la crisis industrial y tuvieron en la recuperación del tejido fabril uno de sus objetivos básicos, España era un país de economía agraria. Las escasas zonas industrializadas como Madrid, Cataluña, Vizcaya o Asturias se habían opuesto al 18 de julio y se tenían por viveros del marxismo. Ya antes de la guerra, las JONS habían aportado a Falange un cierto agrarismo utópico. Tras la unificación, este carácter se acentuó por la incorporación del tradicionalismo carlista.  En el esbozo del Plan de Reconstrucción de Muguruza, este afirmaba que para iniciar la tarea era preciso empezar por establecer un inventario de la riqueza agrícola del país.

En estas condiciones, es comprensible que la actividad de la DGRD se centrase, en zonas rurales con los siguientes objetivos:

·         Reconstruir las poblaciones para evitar la emigración de sus habitantes a la ciudad. Se necesitaba poner en producción de nuevo las tierras abandonadas, especialmente en la situación de hambre que se vivía.

·         Crear modelos de pueblo cerrado. El organicismo urbano propugnado por Pedro Bidagor concibe a las poblaciones como entes con una finalidad determinada dentro de la sociedad. Los pueblos de Regiones Devastadas deberían ser unidades de producción agraria autosuficiente, sin necesidad de que su población aumentase más que lo que el crecimiento vegetativo aconseja.

·         Mantener la diferenciación social con la creación de distintos tipos de vivienda (aparcero, labrador acomodado, funcionario).

·         Dotar de servicios en función de la población

·         Edificar en una situación dominante las instituciones que representan la autoridad (ayuntamiento, partido único, guardia civil, iglesia). Para ello se recurre al modelo tradicional de plaza porticada castellana.

·         Difundir una estética uniforme que recalcara la unidad de España, con concesiones decorativas a los estilos regionales.

·         Utilizar los materiales de construcción local. Además de preservar los oficios artesanales se conseguía un ahorro muy importante en costes de transporte. La prensa de la época citará siempre como mérito que la población X (así fue en el caso de Brunete) se había reconstruido con materiales fabricados in situ.

 

La vivienda rural fue el elemento básico de la arquitectura de Regiones Devastadas. Pese a su apariencia repetitiva y tradicional Javier Monclús[3] ha demostrado como los modelos utilizados derivan de los desarrollados en los años 30 bajo supuestos racionalistas de higiene, comodidad y equiparación de la vida campesina a la urbana. Entre 1932 y 1936, José Fonseca que acabaría siendo jefe de los servicios técnicos del Instituto Nacional de la Vivienda, impartió en la escuela de arquitectura un curso sobre vivienda rural al que asistieron buena parte de los futuros arquitectos de la DGRD. Funcionarios poco creativos pero eficaces, mantuvieron así la continuidad con el periodo inmediatamente anterior.

Los edificios singulares de los pueblos reconstruidos como el ayuntamiento, la iglesia, la escuela o cuartel de la guardia civil resultan muy parecidos pese a las diferencias de material o decorativas. Esta homogeneidad se debía tanto a las directrices generales como al efecto de emulación que producía la revista Reconstrucción. La publicación de los proyectos servía de modelo a los arquitectos de las oficinas comarcales, que estaban sujetos a inspecciones periódicas por parte de los servicios centrales para asegurar una arquitectura uniforme.

La arquitectura de la DGRD oscila entre el esfuerzo por adaptarse al estilo del régimen y contribuir a la representación espacial del poder y la adaptación a las difíciles circunstancias en que se tuvo que desarrollar. Cuantitativamente su impacto fue pequeño, Monclús da la cifra de tan sólo 4.000 viviendas construidas a lo largo de su existencia, una cifra muy modesta comparada con las del Instituto de Colonización (unas 25.000) o del Instituto de la Vivienda. Contrasta la elevada calidad constructiva alcanzada, muy superior a la edificación deficiente del desarrollismo. La preocupación de la DGRD no era el beneficio económico, al contrario de lo que sucederá con los promotores privados posteriores, sino la plasmación de un tipo de arquitectura muy marcada por la ideología, y preocupada por el individuo aunque desde una perspectiva paternalista.

 

 

La Dirección General de Regiones Devastadas 

 

En enero de 1938 se creó el Servicio Nacional de Regiones Devastadas[4], encuadrado en el Ministerio del Interior. El 25 de marzo de ese mismo año se publicó el decreto que especificaba la misión del nuevo organismo: dirigir e inspeccionar cualquier proyecto de reconstrucción, tanto de viviendas como de infraestructuras dañadas por la guerra.

En agosto de 1939 pasó a ser Dirección General de Regiones Devastadas, en el Ministerio de la Gobernación y así permanecería hasta 1957, cuando desapareció como tal y parte de sus funciones fueron asumidas por el Ministerio de la Vivienda.

La DGRD se organizaba en una serie de organismos centrales y veinticinco oficinas comarcales que se encargaban del seguimiento y realización de las obras sobre el terreno. La DGRD peritaba los daños, elaboraba los proyectos, se encargaba del aprovisionamiento material, de las expropiaciones de terreno y de la realización de las obras. Para la financiación de los proyectos contó con la colaboración del Instituto de Crédito para la Reconstrucción. En palabras de su director Moreno Torres, LA DGRD se organizaba como una gran empresa privada.

El marco temporal de su existencia coincide con el periodo autárquico del franquismo. Las dificultades económicas fueron un importante obstáculo que la DGRD intentó solventar con los recursos de la época. Dentro del más puro estilo autárquico, la DGRD disponía de talleres y factorías para elaborar sus propios materiales de construcción (ladrillos, tejas, ventanas, etc.) y ante la carencia de combustible recurrió en ocasiones a la tracción animal para el transporte. Un aspecto sombrío, que el reciente estudio de Isaías Lafuente[5] ha contribuido a aclarar, fue la utilización de mano de obra penada, en condiciones extremas. Esta explotación de los prisioneros de guerra se produjo en el caso de la reconstrucción de Brunete.

Junto a su labor puramente técnica, la DGRD tenía un importante cometido político, ejercido por medio de los negociados de prensa y propaganda que dependían directamente del director general. La DGRD editó la revista Reconstrucción, que servía tanto de boletín interno para la difusión de modelos y pensamiento arquitectónico, como de órgano al servicio del régimen. En el ambiente de exaltación ideológica y retórica del bando vencedor, la destrucción provocada por la guerra civil había sido causada por el marxismo, y Franco se presentaba como el Caudillo de la Reconstrucción que repararía tanto daño. En el número 1 de Reconstrucción, publicado en abril de 1940, se dice que la misión de la Dirección es:

Llevar a la práctica directamente la reconstrucción de los daños sufridos en pueblos y ciudades que fueron sangriento escenario de la santa y victoriosa Cruzada de liberación o testigos irrefutables del bárbaro y cruel ensañamiento de las hordas que, aleccionadas por Rusia, mostraron su odio hacia todo lo que significa representación real de los principios básicos y seculares del espíritu cristiano y español.

 

Pérez Escolano reproduce un fragmento de un discurso del general Muñoz Grandes del mismo año, que lo expone de una forma aún más cruda:

 

Lo que más urge es rehacer el suelo patrio, deshecho brutalmente por las hordas marxistas, que, impotentes para contener nuestro avance arrollador, sólo con la destrucción y el crimen pudieron satisfacer el inconcebible espíritu satánico que había de probar bien a las claras lo poco que les importaba España.

 

Un caso revelador es el de la villa vizcaína de Guernica, en la que se produjo una intervención muy importante de Regiones Devastadas. La versión oficial era que su destrucción se produjo por un incendio causado por los defensores intencionadamente. Franco aparecía así como el reconstructor de Guernica, cuando en realidad era el responsable de su devastación.

 

 

 Entrega de llaves en Hita (Guadalajara). 1940

 

La DGRD fue un organismo muy rentable como caja de resonancia propagandística. Las fotografías de Franco entregando las llaves de las nuevas viviendas a los campesinos que saludaban brazo en alto, fueron una imagen repetida durante la década de los cuarenta. Pero incluso antes de llegar a ese momento, se podía aprovechar la colocación de la primera piedra o la divulgación de los proyectos que no pasaban aún de ser planos. Regiones Devastadas organizó exposiciones con las maquetas de las poblaciones tal y como se iban a reconstruir para mostrarlas por toda España. La primera se montó en una fecha tan temprana como 1940, lo que hace preguntarse a Manuel Blanco[6] si el aspecto uniforme de las realizaciones de la DGRD se debe en parte a que se trata de una arquitectura concebida para ser reproducida fácilmente mediante maquetas.

El grado de intervención variaba en función de la destrucción de la localidad, desde la reparación de algún edificio, hasta la construcción de un pueblo de nueva planta. Si la destrucción afectaba a más del 75% de la población, se recurría a la adopción por Franco. El decreto de adopción, publicado en 1939, permitía a Regiones Devastadas una gran libertad de actuación. Podía expropiar los solares necesarios en un plazo reducido y cambiar el parcelario conforme a las necesidades del proyecto, como sucedió en el caso de Brunete. También se podía obligar a los perceptores de indemnizaciones a invertir el dinero en la reconstrucción, con el objeto de evitar que emigrasen, o se obligaba a los propietarios de derechos hipotecarios sobre las viviendas destruidas a compartir los gastos de reparación.

 

 

El nuevo Brunete 

 

El proyecto de reconstrucción de Brunete fue dirigido por los arquitectos Pidal y Quijada. Como ya se ha dicho, la actuación se produjo bajo la figura jurídica de adopción por el Caudillo.

 

 

Antes de la guerra, Brunete contaba con 1451 habitantes, y en 1939 sólo quedaban 230[7]. Todo el caserío se había perdido, incluso el cementerio se encontraba destrozado. La reconstrucción se proyectó sobre la misma ubicación en que se encontraba el pueblo antes de la guerra.  En este aspecto, la actuación de la DGRD no fue uniforme. A veces, el pueblo se reconstruía junto a las ruinas del original, conservadas como monumento al heroísmo de sus defensores, como sucedió en Belchite. En otros casos, se proyectaba un nuevo barrio que se articulaba en mayor o menor medida con lo que quedaba en pie de la población. La solución de trazar una nueva planta sobre el solar original, como en Brunete, resultaba la más costosa en tiempo y dinero por la necesidad de proceder previamente al desescombro, salvo para un caso de destrucción tan masiva como éste en el que los escombros se utilizaron para relleno. La iglesia parroquial, único resto de valor que se mantenía en pie, fue tomada como punto de referencia tanto geométrico como sentimental del nuevo Brunete.

El plano se organiza siguiendo los ejes del templo, en torno a la plaza Mayor, que como es habitual en la arquitectura de la DGRD no se encuentra en el centro geográfico del conjunto. El segundo hito arquitectónico de la localidad debería ser haber sido una ermita en honor de la Virgen de la Victoria, erigida en el centro de una plaza circular. Esta parte del pueblo no llegó a construirse nunca, porque la emigración hizo innecesario acometer la segunda fase.

 

 

  Callejero actual

En este callejero actual, se puede apreciar el rectángulo delimitado por las calles Caridad, Esperanza, Los Arcos y el Paseo de Ronda, que se corresponde con el área de actuación de la DGRD. A unos 200 metros de la Plaza Mayor se encuentra la Casa Cuartel de la Guardia Civil, obra también de la época que se ajusta al modelo repetido por toda la geografía de España, un edificio de cuatro alas organizado en torno a un patio y con baluartes en las esquinas. El aspecto de fortaleza de estos cuarteles forma parte de la puesta en escena del poder.

El proyecto original, que fue presentado ya en la primera exposición de 1940, muestra las características más señaladas de la ideología arquitectónica subyacente. Es el plano de un pueblo cerrado, concebido para ser construido una vez y permanecer indefinidamente con una población estable. La economía sería agraria y la vida se organizaría en torno a la plaza Mayor[8], sede de los poderes de la localidad, el Ayuntamiento y la Casa del Partido. La plaza albergaría también los locales de Acción Católica, Correos y el casino.

 

 

 Vista de Brunete en el proyecto original

 

Los arquitectos querían resaltar la iglesia parroquial, como elemento de nexo con el pasado. Para ello, la típica plaza porticada castellana no se cierra completamente, sino que se interrumpe favoreciendo un eje de perspectiva que dirige la vista hacia el templo. Éste se asienta sobre un solar situado unos metros por encima del nivel de la plaza[9].

 

 

Como hace notar Miguel Blanco, la iglesia no fue restaurada con el aspecto que tenía antes de 1937, sino que se modificó para adaptarla al lenguaje arquitectónico de Regiones Devastadas. El cambio más significativo fue la sustitución de la cúpula peraltada (que como se puede ver en la ilustración inicial de este trabajo, sobrevivió a la guerra) por el característico chapitel con cubierta de pizarra. Esta reconstrucción, al modo de Viollet-Le-Duc, de los edificios tal y como deberían haber sido, y no como habían sido en realidad, no es exclusiva de Brunete, sino que se repitió a menudo en la tarea de la DGRD. También se pueden apreciar entre la fotografía del estado actual y el diseño original algunas diferencias (la linterna que corona el coro o la espadaña sobre la puerta meridional). La ejecución de los proyectos correspondía a las oficinas comarcales (Brunete fue sede de una) y los técnicos encargados de la realización no siempre se atenían al pie de la letra del proyecto original[10].

Sendas placas conmemorativas en la Plaza Mayor recuerdan la batalla y la inauguración por Franco en persona en 1946. En esta segunda se hace alusión a que el pueblo fue reconstruido por la DGRD.

 

 

 Casa del Partido, en Reconstrucción (1946)

 

 

 En la actualidad 

 

En el lado oriental se levanta la casa del partido (en la actualidad sede de los servicios sociales del Ayuntamiento). El edificio se destaca por el balcón y una decoración de inspiración barroca con el yugo y las flechas como motivo central. Unas columnillas adosadas en la fachada del primer piso son un trampantojo que sirve para conseguir la apariencia de retablo. Esta decoración resulta desproporcionada y poco coherente con el juego geométrico austero con el que está construida la fachada. En la parte inferior del edificio se abre una puerta que da salida hacia la calle de Oriente.

 

 

 Ayuntamiento de Brunete en la actualidad 

 

Frente a la casa del partido se erige el ayuntamiento. El edificio destaca sobre el plano de la plaza, al contrario que el anterior. La fachada es mucho más armoniosa, con el remate del reloj y las cuatro buhardillas.

En el centro de la plaza se colocó una fuente ornamental con adornos en hierro forjado, que se conserva tal y como era en 1946.

Como ya se ha apuntado, sólo se construyó aproximadamente el 50% de lo inicialmente previsto. El casco reconstruido de Brunete es de forma rectangular con trazado en damero. Mientras en otras localidades más pequeñas, como la cercana Villanueva de la Cañada, todas las casas presentan un aspecto exterior uniforme, en Brunete hay variedad de estilos decorativos que se pueden encontrar en una misma calle, lo que evita la impresión de falta de originalidad de otras localidades.

 

Vista de la calle la Iglesia

 

En esta vista de la calle la Iglesia, publicada en 1946 en Reconstrucción, podemos ver alineadas una vivienda de dos plantas con fachada encalada (esquina) y a continuación otras dos con decoración de lo consideraba típico pueblo castellano con ladrillo visto y enfoscado. La de una sola planta es una vivienda sencilla de aparcero, la de dos es de labrador acomodado. Se aprecia que los dos pisos son una repetición del módulo de la vivienda de aparcero y se ve también el portón del paso de carros. Todas las casas disponían de patio y corral en la parte posterior y de cubierta de teja a dos aguas (la cubierta plana quedaba descartada por formar parte del desacreditado movimiento racionalista)[11]. La premura por concluir las obras se revela en un detalle que puede pasar inadvertido a primera vista. En esta vivienda de dos plantas falta el balcón.

 

 

 

En esta segunda imagen de la misma publicación se ve en primer término una de las viviendas que a modo de remate visual se levantaron en las esquinas del damero. Se trata del tipo más elaborado de vivienda en Brunete, con una hermosa galería, chaflán y enrejados en las ventanas del piso inferior. Un fenómeno que se puede comprobar es que los tipos de más calidad han sobrevivido en mayor medida y con menos modificaciones que las casas humildes.

 

 

 

Vivienda de dos plantas, igual a la vista en la foto de 1946 en la calle Iglesia. Tiene el aire de pueblo andaluz más característico de la arquitectura de Regiones Devastadas. Está dotada de paso de carros, un amplio patio y balcones tipo. La cornisa decorativa bajo estos, es un elemento muy repetido. Se conserva con su aspecto original

 

 

 Vivienda con chaflán en la entrada desde Villanueva de la Cañada. Se ha cerrado la galería original, el resto se mantiene fiel al diseño de la DGRD.

 

 

 

Vivienda de aparcero en estado ruinoso y deshabitada. La puerta y la única ventana que se mantienen son las originales

 

 

Viviendas de dos plantas en la calle Iglesia. La de la izquierda mantiene el diseño original de la fachada, en la de la derecha se construyó una ampliación sobre el paso de carros

 

El municipio de Brunete se encuentra en lo que se conoce como segunda corona metropolitana de Madrid, una zona que en la actualidad está experimentando un crecimiento demográfico extraordinario, ante los elevados precios de la capital. El trazado de la DGRD no preveía un futuro desarrollo, pero tampoco se respetaron los ejes de desarrollo natural de la primera fase construida. Esto ha hecho que el pueblo haya desbordado ya los límites de la carretera Valdemorillo-Navalcarnero y de la M-501, con una articulación difícil entre las zonas de desarrollo más nuevas y el casco antiguo.

Pese al buen estado de conservación general de la zona nuclear, hay un número importante de viviendas abandonadas o en cuyo solar se han construido edificaciones de estética ajena a los originales. No obstante, existen edificios nuevos que se han proyectado teniendo en cuenta el entorno y es de esperar que el conjunto de Brunete se mantenga como recuerdo de una época histórica difícil pero no carente de interés ni de creatividad, como se ha prejuzgado en ocasiones atendiendo tan sólo a consideraciones ideológicas y no artísticas.

 

 

 

Viviendas en la calle Iglesia. La segunda por la derecha es de construcción reciente y se inspira en el modelo más repetido en dicha calle

 

 

 

Plaza de Oriente. Se trata de una plaza interior en una manzana rectangular que ocupa el lugar aproximado en el que debería haberse construido la ermita de la Virgen de la Victoria. Se inspira en la Plaza Mayor, pero resulta mucho menos armoniosa que el modelo.

 

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Bibliografía 

 

HERNÁNDEZ MATEO, FRANCISCO DANIEL: "La búsqueda de la modernidad en la arquitectura española (1898-1958)", Universidad de Córdoba, 1997.

LAFUENTE, ISAIAS: "Esclavos por la patria", Ed. Temas de Hoy, 2002.

TERÁN, FERNANDO DE: "Planteamiento urbano en la España Contemporánea", Alianza Universidad Textos, Madrid, 1982.

UREÑA, GABRIEL: "Arquitectura y Urbanística Civil y Militar en el periodo de la Autarquía", Ediciones ISTMO, 1979.

URRRUTIA, ÁNGEL: "Arquitectura española del siglo XX", Ed. Cátedra, 1997.

 VV.AA: "Arquitectura en Regiones Devastadas", MOPU, 1987.

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NOTAS

[1] Víctor de la Serna: “La nueva arquitectura española. Un palacio para Falange”, Informaciones, 1943. Citado Daniel Hernández, en “La búsqueda de la modernidad en la arquitectura española...”

[2] Citado por Daniel Hernández, en “La búsqueda de la modernidad en la arquitectura española...”

[3] MONCLÚS, JAVIER; OYÓN, JOSÉ LUIS: “Vivienda rural, regionalismo y tradición agrarista en Regiones Devastadas”, en “Arquitectura en Regiones Devastadas”.

[4] LLANOS, EUGENIA: "La Dirección General de Regiones Devastadas. Su organización administrativa". En "Arquitectura en Regiones Devastadas. PÉREZ ESCOLANO, VÍCTOR: "Guerra Civil y Regiones Devastadas", en la misma obra.

[5] LAFUENTE, ISAIAS: "Esclavos por la patria", Ed. Temas de Hoy, 2002.

[6] BLANCO, MANUEL: "España Una" en "Arquitectura en regiones devastadas".

[7] TERÁN, FERNANDO DE: “Planeamiento urbano en la España contemporánea”, p. 140.

[8] "El centro del pueblo será siempre la tradicional y genuina plaza mayor, con soportales, en la que estén los edificios del Ayuntamiento, del Estado y del Partido". Gonzalo de Cárdenas, arquitecto jefe de la DGRD en la segunda Asamblea Nacional de Arquitectos, 1940. Citado por Terán.

[9]Un segundo centro religioso formado por la plaza de la Iglesia[...] Iglesia con torre, rematada con una cruz, bajo cuyos brazos abiertos se desenvuelva la vida futura del poblado”. Gonzalo de Cárdenas, op. cit.

[10] Daniel Hernández, en La búsqueda de la modernidad en la arquitectura española reproduce este fragmento de conferencia de 1941, del arquitecto de la DGRG Antonio Cámara: “Cuando en la guerra pasada aprendimos a ser eficaces, era frecuente oír la anécdota de una orden de guerra, que, después de detallar instrucciones para una operación, terminaba diciendo: “a falta de medios, súplanlos con su celo”, y después aparecían las dificultades, llevándose a cabo operaciones inverosímiles. Actualmente, al reconstruir, tenemos que suplir también muchos medios con el celo de nuestra buena fe, el entusiasmo y el ingenio.”

[11]De las viviendas se estudian distintos tipos, según la función y la profesión de las familias que deben habitarlas. En esto no hace falta decir que cada comarca tiene su propio tipo de vivienda característico. [...] Las viviendas se componen siempre, como mínimo, de cocina-comedor y de tres dormitorios, para que pueda existir la debida separación de sexos. El tipo de vivienda nos da el de manzana; la agrupación de todas ellas constituye el plan general de ordenación, completándose este con el trazado de las calles, alzados secciones y perfiles; cuidando el aspecto exterior del pueblo para que forme, dentro de la variedad de cada tipo, un todo armónico”. Gonzalo de Cárdenas, Op. Cit.

 


Fotografía de portada: Brunete después de la batalla.

 


EL AUTOR

Javier García Algarra es ingeniero de telecomunicación y licenciado en Geografía e Historia. Profesionalmente se dedica al desarrollo de sistemas. Doctor por la UNED en abril de 2012, con la tesis De Gran Vía al Distrito C. El patrimonio arquitectónico de Telefónica. Disponible en e-spacio UNED

algarra@tid.es / El autor en  Linkedin


 

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Pablo Álvarez Funes. Clasicismo y arquitectura franquista, en blog: Otra arquitectura es posible


 


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6 comentarios

Ernesto Viñas -

Para Margarita:
Tengo algunas fotos que te pueden interesar y conozco a otra persona cuyo abuelo estuvo penado en este campo de trabajos forzados. Me puedes contactar a traves del correo de la página con la que trabajo, www brunete en la memoria.com
Gracias, un saludo.

margarita -

Me encantaría encontrar una información mas precisa sobre la Reconstrucción de Brunete, ya que mi abuelo estuvo preso allí

jesus sanchez ARENAS -

HOLA, ESTARÍA INTERESADÍSIMO EN INCREMENTAR DOCUMENTACIÓN SOBRE LO QUE ME PUEDAS FACILITAR, YA QUE ESTOY PREPARANDO UNAS JORNADAS SOBRE REGIONES DESVASTADAS EN BRUNETE.
GRACIAS

Ernesto Viñas -

Llevo tiempo investigando acerca de la batalla de Brunete, centrandome en los aspectos militares, pero de a poco voy tambien interesandome en la reconstrucción y especialmente en el campo de trabajo forzado que existió en Brunete.
Te agradeceré cualquier información o contacto que pudieras darme sobre este tema.
Si te interesan informaciones sobre la batalla puedes contar con ella.
Gracias.

Luis Azurmendi -

No conocía el trabajo y me parece muy interesante. Hay unas jornadas sobre "patrimonio y guerra" en Teruel. contacto 978 800008

Esther -

En el año 1986 realicé mi Memoria de Licenciatura sobre la Reconstrucción de Brunete y después he continuado con investigaciones sobre la época. Puedo ofrecerte más información si estás interesado en el tema.